O más bien un apunte a raíz de la conversación que mantuvimos hace unas semanas. Hablábamos entonces de la dificultad que tenían los alumnos para identificar vocabulario que, a mi manera de ver, debía ser completamente trasparente para ellos, no sólo por cuestiones lingüísticas, sino también socioculturales y estratégicas...
Ahora, unas semanas después, cuando se han dado cuenta de que están en clase para algo más que para tomar apuntes sobre las tres conjugaciones (hablamos de un A1), les sorprende poder organizarse para hacer un viaje a Cancún o a Morillo de Tou (sí, hablamos de la lección 3 de Gente 1) sin intervención directa del profesor, sin el diccionario y en español, apoyándose sólo en los conocimientos (lingüísticos y no lingüísticos) de sus compañeros.
Entre una cosa y otra, unas 10 horas de trabajo en el aula... ¿Quién hubiera pensado que lo más difícil sería cambiar sus actitudes y creencias sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje de lenguas extranjeras...?