Aunque el tema de las estrategias cada vez es más tratado en artículos, memorias de máster y manuales, pocas veces existe un tratamiento intencionado, de las mismas en clase, generalmente porque existe cierta distancia entre el tratamiento teórico y la puesta en práctica. De ahí que en los últimos meses mi intención fuera tratar el tema desde una perspectiva que pusiera en contacto los dos ámbitos, el teórico y el práctico.
Para ello, claro, hace falta partir de un aparato teórico más o menos coherente que sustente la posterior práctica, y por eso me decidí a escribir estas líneas, con la intención de aclarar en la medida de lo posible los conceptos fundamentales que me permitieran emprender ese tratamiento del concepto con garantías.
Pero, ¿es imprescindible tratar este tema y preocuparse de él en el aula? ¿No es un asunto de psicólogos y teóricos del aprendizaje? ¿Debe el profesor preocuparse de algo más que de enseñar la lengua tal y como se ha venido haciendo siempre? Cuestiones personales y metodológicas aparte, los profesores de E/LE tenemos dos buenas razones para prestar la debida atención a las estrategias, a saber, el establecimiento de los Niveles de referencia del español a partir del MCER y el nuevo Plan Curricular del Instituto Cervantes. Estos dos documentos ayudarán al cambio metodológico que viene desarrollándose desde hace unos años, y que, sobre todo con el PCIC, terminará por hacerse práctica común dentro de poco. Estamos hablando de una nueva concepción del proceso de enseñanza-aprendizaje en el que el constructivismo tiene mucho que decir, de forma que los elementos esenciales de este aprendizaje van a sufrir una transformación:
- De un lado, el alumno se define ahora a partir de una triple perspectiva como un agente social (que interactúa en una lengua), como un hablante intercultural (que se relaciona en un sistema social complejo, con varias culturas en juego) y como un aprendiente autónomo (que ha de ir ganando autonomía en la lengua).
- Considerando lo anterior, estamos obligados a otro cambio, a una nueva comprensión del profesor en el aula, no tanto como fuente de conocimiento de la lengua y modelo lingüístico, sino como otro agente social que juega el papel de guía del alumno en el aprendizaje y mediador entre el sistema lingüístico (entendido de forma compleja) y el aprendiz.
- Finalmente, también debemos reconsiderar el papel del espacio en el que se produce el aprendizaje, ya que éste jugará un papel fundamental en un doble sentido: de un lado se convierte en un espacio social en el que se producen interacciones entre los agentes sociales. De otro se convierte en un espacio complejo que va más allá de las paredes del aula y se amplía a nuevos espacios (por ejemplo, internet) que son también escenario del aprendizaje.
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